Como saber si estoy embarazada: Síntomas y pruebas

Desde el momento de la concepción y, especialmente, tras la implantación del óvulo en el útero (aproximadamente una semana después de ser fecundado), comienzan a producirse cambios en el organismo de la futura mamá. En algunos casos, y ya desde los primeros días, la mujer percibe síntomas que antes no tenía y que le hacen sospechar la posibilidad de un embarazo. Otras mujeres, sin embargo, no notan nada, o las sensaciones son tan similares a las del síndrome premenstrual que solo descubren que están embarazadas cuando la menstruación no aparece.

Como saber si estoy embarazada

Síntomas y pruebas si estas embarazada

Cada mujer es distinta, y también cada embarazo lo es, y aunque las mamás no primerizas a veces detectan el nuevo embarazo porque sienten algo que ya les ocurrió en anteriores gestaciones, otras comentan las grandes diferencias, e incluso mayores o menores molestias, que han experimentado en sus diversos embarazos.

No tiene nada de extraño que no notes ningún cambio durante las primeras semanas de embarazo, así que en ese caso tendrás que esperar a realizarte una prueba que lo confirme. Por otra parte, cualquiera de los primeros síntomas pueden estar o no relacionados con el embarazo, ya que incluso un retraso en la menstruación puede deberse a otros factores como el estrés o la ansiedad, problemas emocionales, cambios en el estilo de vida, un viaje, una mudanza, la pérdida de un ser querido, algunas enfermedades, el consumo de ciertos medicamentos, etcétera.

Sin embargo, y aunque se hayan dado casos extremos de mujeres que han llegado al momento del parto sin saber siquiera que estaban embarazadas, esto no es habitual, sino casos excepcionales e infrecuentes, que muchas veces están relacionados con un trastorno de negación del embarazo por algún motivo (ser demasiado joven, no tener pareja o no desear ser madre…), de modo que si tienes varios de los síntomas que te detallamos a continuación, es muy probable que estés embarazada.

Aumento del pecho

Suele ocurrir desde el principio, en cuanto el óvulo se implanta en el útero, y antes de que el retraso de la menstruación despierte sospechas. No es que en la primera semana de embarazo necesites una talla más de sujetador, pero notarás los pechos más llenos, como con más volumen, y además estarán más sensibles de lo habitual. 

A medida que pasan los días, esto se intensifica, los sientes más pesados y algo doloridos. Sin embargo, esto también les ocurre a muchas mujeres durante el síndrome premenstrual, o incluso durante la ovulación, y la diferencia resultará más evidente a partir de la tercera semana de embarazo, cuando la menstruación lleva una semana de retraso. 

La “culpa”, en este caso, es de las hormonas (progesterona, estrógenos, prolactina), que intervienen en la preparación de los pechos para la función de amamantar.

Cansancio y somnolencia

También desde los primeros días es muy frecuente sentir más cansancio y ganas de dormir de lo habitual. Si este síntoma se presenta aislado puede pasar desapercibido porque lo achaques a otras circunstancias, como haber dormido poco entre semana por quedarte hasta tarde levantada y luego tener que madrugar para ir al trabajo, que sea verano y el calor excesivo te produzca cansancio, haber realizado algún esfuerzo adicional recientemente... En el embarazo, el organismo empieza a producir más sangre y gasta más energía

Además, el reposo favorece la recuperación del desgaste que se produce a consecuencia de los grandes cambios metabólicos y hormonales. Por otra parte, mientras descansas no corres ningún riesgo que interfiera con el bienestar del futuro bebé, así que puede considerarse incluso un recurso de la naturaleza para favorecer el desarrollo del embrión.

Ganas de orinar frecuentes

El útero se agranda y oprime la vejiga, y esto provoca que la mujer sienta la necesidad de hacer pis con mayor frecuencia. Este síntoma a veces aparece muy pronto, cuando no hay ningún otro signo que indique la posibilidad de embarazo. También puedes padecer estreñimiento y distensión abdominal, porque la progesterona influye en la ralentización del tránsito intestinal, con la consiguiente producción de gases y retraso en la evacuación.

Antojos

Se ha hablado mucho de los famosos antojos de las embarazadas, y la realidad es que existen, aunque no todas las mujeres los tengan... Lo mismo se puede decir de ciertas aversiones (al café, al tabaco, a ciertos olores...) que experimentan algunas embarazadas antes incluso de saber que lo están

Puede que no haya una explicación científica, pero al igual que el cuerpo a veces reclama una ración de azúcar porque el nivel de glucosa en sangre ha bajado, tal vez el organismo de la embarazada le esté avisando de la necesidad de ingerir algún tipo de nutriente o vitamina que contenga el “antojo” y, en el caso de las aversiones, puede estar rechazando de manera natural aquello que resulta perjudicial para su nuevo estado.

Percepción de olores

Se agudiza el sentido del olfato, de ahí que ciertos olores también resulten más desagradables, ya que los percibes con mayor intensidad. Las mujeres que no tienen especialmente desarrollado el sentido del olfato pueden apreciar mejor este síntoma, ya que posiblemente ahora detecten olores que antes les pasaban desapercibidos.

Náuseas

Las temidas náuseas, que no tienen por qué ser matinales, y que a veces desembocan en vómitos, suelen estar relacionadas con el aumento del nivel de la hormona del embarazo, la gonadotropina coriónica humana (hCG). Esta hormona comienza a aumentar alrededor de una semana después de la concepción, cuando el óvulo llega al útero, y su nivel en sangre se duplica cada dos días desde entonces, hasta alcanzar su máxima concentración al final del primer trimestre. 

Las náuseas y ascos, que se acentúan frente a ciertos alimentos y olores, pueden aparecer a finales de la tercera semana de embarazo, es decir, en los primeros días de retraso menstrual, así que te ayudarán a confirmar las sospechas. Su intensidad dependerá de tu sensibilidad frente a la acción de las hormonas y a veces se acompañan de mareos.

Ligero sangrado vaginal

Se conoce como sangrado de implantación, y no todas las embarazadas lo experimentan. Se produce cuando el óvulo fecundado invade el endometrio para anidar en este, y se trata de una pequeña cantidad de sangre que se expulsa generalmente un poco antes de la fecha en la que debería bajar el periodo. 

Esta sangre es menos espesa que la de la regla, y su color generalmente es rosado con tonos marrones; además, se trata de un flujo siempre ligero, a diferencia de la regla donde el sangrado es leve al principio, después se intensifica, y vuelve a ser escaso al final. Durante la implantación también puedes sentir dolor en la pelvis.

Cambios en el estado de ánimo

Es muy normal que la mujer embarazada experimente cambios de humor y una sensibilidad más acusada de lo normal. Puede que le des más importancia a ciertas cosas, que estés más susceptible, que alternes la melancolía con la euforia. Claro que esto a veces también se debe a estímulos externos y no tiene por qué estar relacionado con el embarazo, pero si te encuentras más emotiva de lo habitual podrías estar esperando un bebé.

Retraso de la menstruación

Para todas aquellas que no han tenido síntomas, o los han relacionado con las típicas molestias premenstruales, la ausencia de la regla si sus ciclos son regulares puede ser el primer indicio de embarazo. En cualquier caso, si tu menstruación se retrasa es necesario confirmar si se trata de un embarazo, por lo que ha llegado el momento de que te realices una prueba casera, o acudas al médico para comprobarlo cuanto antes. Es importante que sepas que algunas mujeres siguen teniendo sangrados regulares, similares a la regla, durante algunos meses estando embarazadas, por lo que si tienes síntomas de embarazo, o los sangrados son anormales, debes consultarlo igualmente con tu médico.

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